Al pasar por el kilómetro 190 de la autovía A5 se divisa un castillo a lo lejos. Es la seña de identidad de Belvís de Monroy, un pequeño pueblo cacereño que guarda una gran historia. Su nombre significa "bella vista", pues desde allí se atisban la sierra de Gredos y el Embalse de Valdecañas.
Belvís de Monroy apenas tiene 600 habitantes, pero cuenta con un rico patrimonio monumental. El castillo data del siglo XIII, cuando el rey Sancho IV le concedió estas tierras al caballero Hernán Pérez del Bote en agradecimiento por su ayuda en la lucha contra su padre, Alfonso X “El Sabio”. Durante muchos años, la dinastía de los Bote mantuvo cruentas batallas con los señores de los territorios cercanos, pero tras una serie de matrimonios de conveniencia finalizaron los conflictos y el castillo pasó a pertenecer al Señorío de Monroy.
Por su parte, la leyenda cuenta que la Ermita del Berrocal se levantó en honor a la Virgen, quien obró un milagro al salvar a este cerro o berrocal del granizo que asoló las cosechas de la zona. En esta ermita se refugiaron los “iluminados” antes de construir el cercano convento. Más adelante desvelaré quiénes fueron estos personajes. Prometo que la historia os va a resultar muy interesante.