El 28 de agosto de 2018 la Vuelta Ciclista pasó por Alfacar, Granada. Los vecinos de este pueblo (famoso por su pan con Denominación de Origen) se volcaron con el evento. Todos salieron a la calle a animar a los ciclistas, decoraron ventanas con banderas y pusieron música en los balcones.
Aprovechando mis habituales vacaciones en Granada subí a este municipio de la Sierra de la Alfaguara para asistir por primera vez en mi vida a la competición ciclista española.
Había que llegar con tiempo, porque un rato antes de la carrera se cortaba la carretera. Para amenizar la espera y resguardarme del calor entré en el restaurante Los Pinos y pedí un plato típico de berenjenas con miel, ¡qué rico!
Sobre las 16:00h vi que todos los niños salían corriendo hacia la calle, y como una niña más les seguí. Y es que antes de que lleguen los ciclistas pasan varios coches pitando animadamente y repartiendo regalos publicitarios. Tras hacerme con un par de gorras cogí un buen sitio para presenciar la carrera, a la sombra y en una empinada cuesta en la que los ciclistas debían esforzarse.
El sonido de los helicópteros avisó al público de que llegaban los escapados. Aplausos y vítores cuando estos pasaron. Tras ellos, el pelotón. Los ciclistas sufrían en la subida a la sierra. La mayoría llevaba el maillot con la cremallera bajada debido al calor. Creo que es uno de los deportes más duros que existen.
El ganador de la etapa fue el americano Ben King, a quien vi al día siguiente en Granada, pues el 29 de agosto la Vuelta tenía su salida en el Paseo del Salón, junto al río Genil. También estuve cerca de Nairo Quintana y de Valverde. Podría publicar fotos de todos ellos, pero para no aburriros he elegido la que le hice al español.
Es increíble todo lo que mueve este evento: decenas de autobuses de los equipos aparcados en la calle, aficionados esperando un autógrafo, carpas instaladas por los patrocinadores en las que se realizan sorteos y se entregan regalos… Para los municipios por los que pasa la Vuelta supone una lotería, una buena recaudación para el sector hostelero.
Por cierto, ya iba a despedirme y me he acordado de que no os he contado una anécdota. En Alfacar vi una calle llamada Valencia de Alcántara, que es un pueblo de Cáceres, la provincia donde vivo. El municipio granadino y el extremeño están hermanados gracias a un pariente mío que nació en Valencia de Alcántara y fue director de la Banda de Música de Alfacar.
Ahora sí me despido, que voy a ver la Vuelta, esta vez en la tele.