"Para tener historias que contar hay que ser pescador de casualidades". La frase la ha pronunciado esta tarde en mi pueblo el periodista Juan José Millás, que ha venido hasta Navalmoral de la Mata para ofrecer una conferencia de lo más amena.
No voy a enumerar todos los premios que ha recibido, porque para eso ya tenéis Wikipedia. Prefiero contar las anécdotas que ha narrado al público.
Millás opina que un escritor es alguien que siente extrañeza ante todo, que descontextualiza. Él ve una mosca y es capaz de crear una historia sobre ello. Tal cual. Una vez sintió mucha sed y se le antojó una cerveza, algo raro en él, que no bebe alcohol. Se levantó, fue a la cocina, abrió la nevera, y de dentro salió una mosca. Ese hecho le fascinó, porque le pareció extraño. El insecto estaba fuera de contexto. Así que imaginó que la mosca le había mandado señales de sed a su cerebro para que la liberara de esa prisión refrigerada. Acababa de surgir una idea sobre la que escribir.
Cuando Millás era pequeño, en su casa no había libros, a excepción de una enciclopedia Espasa. Era el rarito de nueve hermanos, porque pasaba las tardes en la biblioteca. Incluso llegó a dudar de si era adoptado. Y es que según él, leer es de rebeldes.
Entre el público presente en la conferencia de este escritor había muchos adolescentes con cuaderno y bolígrafo, claramente obligados a asistir para hacer un trabajo de clase. Y Millás ha lanzado un mensaje dirigido a ellos que me ha encantado. Los jóvenes que se emborrachan y rompen cosas porque piensan que así se están rebelando, en realidad están afirmando el sistema. Las leyes existen porque hay quienes no las cumplen, y por ende quien no respeta las normas no hace más que afirmarlas. "El joven del que hay que preocuparse es aquel que se queda leyendo en casa un sábado por la tarde. Ese sí que es una bomba". Palabras textuales del autor valenciano afincado en Madrid.
Al finalizar el encuentro, una periodista de Navalmoral que se encontraba entre el público le ha dicho a Millás que su vida parece una novela y que no se sabe cuándo está contando anécdotas reales y cuándo está dando rienda suelta a su imaginación. En conclusión: escucharle hablar es más divertido que ver una película. Afortunadamente podemos seguir sus batallitas en la radio.
Y su libro... ¿estará lleno de frases célebres? Voy a meterme en la cama para empezar a leerlo ya.