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18 abril 2013 4 18 /04 /abril /2013 14:03

Nueve meses después, he vuelto a Suiza. Este verano visité a fondo Berna, Lucerna, Zúrich y Montreaux, pero Ginebra y Lausana las vi muy por encima. En esta ocasión he podido conocerlas mejor, y aunque mi ciudad suiza preferida sigue siendo Berna, he descubierto cosas que me han gustado mucho en estos dos sitios. Por ejemplo la sede de las Naciones Unidas en Ginebra. La entrada con visita guiada para grupos cuesta 12 francos (unos 10€ más o menos). Como Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas disfruté mucho porque hay decenas de carteles que adornan los pasillos con frases contra el racismo y a favor de la democracia. La creatividad de algunos de ellos es realmente buena.

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También pude ver la famosa cúpula de la Sala de los Derechos Humanos, creada por el artista Barceló. Fue un regalo del Gobierno de España en 2008 y nos costó 30 millones de euros de nuestras arcas. En primer lugar he de decir que es muy bonita: representa el fondo del mar y los colores de las distintas razas. Pero sin embargo, por otra parte considero que ese dinero se podía haber destinado directamente a defender los derechos humanos en vez de a adornar un techo. En fin, cada cual tiene su opinión… Hay otra sala a la que apodan “la española” porque las paredes están pintadas con frescos de un autor catalán (lo siento, no me acuerdo del nombre) que se asemejan a los cuadros de Goya. Y en la puerta de las Naciones Unidas encontramos una escultura simbólica contra las minas antipersonales: una silla que tiene una pata reventada.

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En el enorme lago Lemán que hace de frontera entre Francia y Suiza hay un géiser artificial conocido como jet d´eau. Se trata de la atracción turística más visitada de Ginebra y se construyó en memoria de los artesanos que utilizaban la fuerza del agua como motor de sus trabajos. Hay barquitos que te llevan de una orilla a otra a modo de taxi y que dan paseos turísticos. Junto al lago, otro lugar muy fotografiado: el reloj del Jardín Inglés. Se compone de 6.500 flores que se van cambiando según la estación del año. La hora la controlan por satélite.

Como no podía ser menos en el país de los relojes, existe un museo dedicado a este complemento. La entrada cuesta cinco francos. A mí me pareció un poco aburrido ver tres plantas de un edificio llenas de vitrinas con relojes de diferentes épocas, pero hay gustos para todo. Lo que sí recomiendo es subir por cuatro francos a las torres de la catedral de San Pedro, que ofrece unas hermosas vistas. Y no os vayáis de Ginebra sin ver el Muro de los Reformadores dedicado a Calvino y sus ayudantes, que se ubica en el Parque de los Bastiones.

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Desde Ginebra viajé a Lausana con el autobús del grupo (mi clase de francés) e hicimos un tour por los principales monumentos. Ya sabéis cómo son este tipo de paseos, ves las cosas a toda velocidad y no te da tiempo a disfrutarlas. Aun así, al igual que me sucedió en verano, volví a maravillarme con las vistas a las montañas nevadas tras las tranquilas aguas del lago. Además hicimos una parada en Durig Chocolatier, una chocolatería artesanal en la que por 12 francos puedes ver cómo se hace este rico producto. Si lo comparo con mi pasada visita a la fábrica de Nestlé en el cercano pueblo de Broc, le encuentro ventajas y desventajas. El precio de la entrada es el mismo, pero en la fábrica puedes comer todo el chocolate que quieras mientras que en la pequeña chocolatería sólo ofrecen unos trocitos. Sin embargo, en Durig Chocolatier te dan la oportunidad de participar en el proceso, por ejemplo removiendo o rellenando los moldes, al contrario que en Nestlé, donde al ser un proceso industrial sólo se puede mirar. Pero si me preguntáis con cuál de las dos me quedo, elijo la famosa fábrica porque parece un pequeño parque de atracciones.

De nuevo coincidí con el mercado de la ciudad, que se celebra los miércoles y los sábados. Las dos veces que he estado en Lausana han sido sábados. La plaza Palud, cercana a la hermosa catedral, se llena de puestecillos de panes, quesos, embutidos, artesanía…

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Por cierto, casi se me olvida comentar que Lausana es capital olímpica. En ella hay una sede del COI y de distintas federaciones deportivas. Los deportistas y los estudiantes universitarios dan al lugar ambiente animado y joven.

En este viaje me he alojado en el hotel Ramada Encore de Giebra, que para ser de tres estrellas estaba bastante bien. La zona no es céntrica, pero en el autobús D llegas enseguida al lago. Justo al lado del hotel se encuentra el estadio de fútbol de la ciudad. Fue gracioso porque le preguntamos a los vigilantes de seguridad si nos dejaban pasar para hacernos una foto y no sólo dijeron que sí, sino que incluso nos dieron permiso para quedarnos a ver gratis el partido que se estaba jugando. Así que allí nos colamos a cantar “a por ellos, oeeee”. Aunque por supuesto, eran bastante más malos que los equipos españoles.

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Presentación

Cuando viajo siempre llevo conmigo papel y lápiz. Me gusta tomar nota de los monumentos que visito, los restaurantes en los que como y las anécdotas que me suceden. Es una gran satisfacción abrir un cajón años después buscando otra cosa, encontrar por casualidad una libreta de unas vacaciones pasadas y revivir cosas que de no haber sido plasmadas por escrito sería incapaz de recordar.

 

Una idea me ronda en la cabeza desde hace tiempo: escribir un blog sobre viajes para compartir mis anotaciones con los demás. Por ese motivo nace este espacio, donde hablaré no sólo de los destinos que conozco, sino también de los que me gustaría conocer. Bienvenidos.

 

Un saludo,

Ana.

 

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