¿Sabéis dónde están todos estos monumentos?
Están en Trujillo, localidad natal de Francisco Pizarro (conquistador de Perú) y de Francisco de Orellana (descubridor del río Amazonas). Hoy he pasado el día allí, porque aunque está a 45 minutos de mi pueblo hacía varios años que no iba a verlo y ya no lo recordaba bien. He llegado a medio día y directamente me he ido a comer cerca de la Plaza Mayor, concretamente en el restaurante Corral del Rey, que ha recibido varios premios por su cocina. El menú cuesta 20€ y yo he elegido de primero ensalada de pimiento rojo con gambón a la plancha y de segundo secreto ibérico con pimentón de La Vera. De postre, tarta de queso con dátiles. Todo estaba muy bueno. Una vez saciada el hambre ya estaba preparada para recorrer el casco histórico de Trujillo. En primer lugar me he informado sobre la escultura de Pizarro, porque aunque sabía que las estatuas ecuestres representan cómo murió el personaje a través de la postura de las patas del caballo, no sabía cómo interpretarlas. Pues bien: si el animal tiene sus cuatro patas sobre el suelo, el jinete murió de causas naturales, si tiene las dos patas delanteras levantadas, murió en una batalla y si sólo alza una pata (como es el caso), murió tras una batalla por las heridas causadas en la misma.
Tras hacer la correspondiente foto al conquistador he visitado la iglesia de Santa María la Mayor. La entrada cuesta 1,50€ y desde su torre se puede disfrutar de unas magníficas vistas: la alcazaba, las casas trujillanas rodeadas por la dehesa extremeña… Como curiosidad os contaré que en la fachada de esta iglesia hay un escudo del Athletic de Bilbao tallado en la piedra, tal y como sucede en la Catedral de Salamanca con el famoso astronauta. Algún seguidor de los leones debió esculpirlo durante la restauración de Santa María La Mayor en los años 70.
En una calle cercana encontramos la alberca. Los folletos de la Oficina de Turismo de Trujillo comentan que es uno de los monumentos más desconocidos de la ciudad. Es cierto, yo nunca había oído hablar de ella hasta hoy. Cumple una función similar a la de los aljibes que almacenan agua de lluvia, pero está al aire libre y tiene una profundidad de 14 metros.
Por último he visitado la alcazaba, cuya entrada cuesta 1,40€. Recorrer las murallas de esta fortaleza es lo que más me ha gustado de Trujillo, un pequeño pueblo con una gran historia.