El año pasado publiqué una entrevista a los arqueólogos que estaban trabajando en el pueblo cacereño de Romangordo, sacando a la luz las ruinas de Medina Albalat, una pequeña ciudad medieval amurallada que data de la época en la que gran parte de la Península se hallaba bajo dominio musulmán. Este asentamiento se ubica junto al río Tajo y fue destruido por un asedio cristiano en el siglo XII.
La temporada de excavaciones de 2013 ha revelado muchos datos sobre la forma de vida de los habitantes de Medina Albalat, por ejemplo a la hora de alimentarse. El incendio en una estancia ha permitido conservar carbonizados restos de bellotas, cereales y aceitunas, que al ser biodegradables no se habrían mantenido en otras condiciones. Los numerosos huesos con marcas de cuchillo demuestran que troceaban y descarnaban a los animales, principalmente ovejas y cabras, aunque también peces y galápagos del río. Apenas hay restos de cerdos, algo normal debido a su religión. En determinados momentos de escasez tuvieron que alimentarse de caballos. Se cree que esto fue durante los asedios (uno en el siglo X y otro en el siglo XII). Estos dos conflictos se han datado mediante la presencia de numerosas puntas de flechas, zonas quemadas y objetos abandonados precipitadamente, además de tener en cuenta el contexto bélico de la época. Interesante, ¿verdad?