Llueve en el canal, la corriente enseña el camino hacia el mar… Cada vez que escucho esta canción de Vetusta Morla sobre Copenhague me entran ganas de viajar a la capital danesa. Sin haber estado allí, sé bastante sobre ella, porque mi hermano pasó un año de Erasmus en el país nórdico que vio nacer a Hans Christian Andersen, autor del cuento de La Sirenita. En honor a este escritor encontramos el monumento más famoso de Copenhague, una escultura de bronce que desde hace cien años descansa sobre una roca junto al mar:
Si no te haces una foto junto a la Sirenita es como si no hubieses ido a Copenhague. Sin embargo hay un barrio de esta ciudad en el que está totalmente prohibido usar la cámara. Se trata de Christiania, una comunidad independiente donde está permitido el consumo de algunas drogas. Yo me lo imagino como una comuna hippie. Por lo visto allí viven cerca de mil personas a las que no les gusta usar el móvil, construyen sus propias viviendas, sus restaurantes son ecológicos… desde luego debe ser un lugar muy peculiar.
En Copenhague la diversión está garantizada con el Parque de Atracciones Tívoli. Su iluminación al anochecer es espectacular. También es muy recomendable tomar un barco turístico para ver la Ópera y la Biblioteca flotantes. Y si tienes tiempo, cruza el puente de Oresund, que va desde Copenhague hasta Malmö uniendo Dinamarca y Suecia.
Seguro que todos conocéis a los soldados londinenses de Buckingham Palace, esos que parecen estatuas porque no mueven ni un dedo aunque les pique terriblemente la nariz. Pues aquí también existe la Guardia Real que vigila el Palacio.
La calle Stroget es la zona comercial peatonal más larga de Europa. Hay muchas tiendas en las que puedes comprar souvenirs (recuerda que no tienen euros sino coronas). Lo más típico es llevarse una figurita de Lego, porque la marca es danesa. De hecho, en Dinamarca existe Legoland, ¡una ciudad hecha con estas piezas!
¿Verdad que os han entrado ganas de visitar esta capital europea de origen vikingo? Podéis localizar un buscador de vuelos y hacer las maletas. ¡Yo lo estoy deseando!