Si soléis leer mi blog, sabréis que soy una apasionada de Portugal. En el puente de diciembre visité Oporto, la segunda ciudad más grande del país vecino, un lugar en el que podéis encontrar desde ropa tendida en cualquier sitio hasta edificios modernistas.
Oporto se ubica en la desembocadura del río Duero. Aunque no se ve el mar, el graznido de las gaviotas delata su proximidad. Las fachadas de las casas, estrechas y coloridas, me recordaron a Gante (Bélgica). Oporto es una ciudad muy europea. Años atrás cayó en decadencia y muchos edificios están abandonados, pero ahora está resurgiendo gracias a un plan de modernización.
En Oporto, un total de seis puentes cruzan sobre el río Duero. Entre ellos destacan el de María Pía, diseñado por Eiffel (el de la torre parisina) y el de Luis I, diseñado por Seyrig (discípulo del anterior). En este caso, el alumno ganó al maestro, ya que por el primer puente sólo cruzaba el ferrocarril y hoy en día está en desuso, mientras que por el segundo siguen cruzando a diario peatones, coches y trenes.
En la orilla de enfrente se encuentra el municipio de Vila Nova de Gaia, donde se pueden visitar las bodegas de vino de Oporto: Sandeman, Calem, Croft…
Yo degusté un par de copas en la bodega Quevedo, ¡me llevé la sorpresa de que el ticket de teleférico al que subí incluía una cata de regalo!
En Oporto es costumbre decorar las fachadas con azulejos de color blanco y azul. Así sucede en la catedral, en varias iglesias y en la estación de tren.
Entre tantos edificios antiguos destaca uno muy moderno, el Palacio de la Música, muy fotografiado por arquitectos de todo el mundo.
La autora de Harry Potter, J.K. Rowling, vivió en esta ciudad mientras trabajaba como profesora de inglés. Apasionada de la literatura, solía visitar la librería Lello e Irmão. De hecho, la biblioteca del colegio Hogwarts está inspirada en este lugar, cuyas originales escaleras se mantienen en pie como por arte de magia, con escasos puntos de apoyo. Está prohibido hacer fotos en el interior de la tienda, así que esta imagen he tenido que buscarla en internet (las demás fotos del artículo son mías).
Me despido haciendo una recomendación gastronómica: el sándwich llamado francesinha, que lleva salchichas, carne, queso y salsa ligeramente picante. El mejor local de Oporto para probar el plato típico es La Picota, en la Plaza de San Domingos.
¡Espero que el año 2015 nos traiga muchos viajes!